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lunes, agosto 04, 2008

Día 7: Goodbye Chicago

Hoy nos despedimos de Chicago. Nos hubiéramos quedado más, es una ciudad agradable y por la que es fácil moverse. Además ya teníamos localizado el Dunnkin’s Donnuts donde desayunar y la licorería donde… ver los partidos de baseball. Aunque esto ultimo lo hemos descubierto hoy, buscando un lugar donde tomar una cervezuca, después de una dura mañana de compras por la ciudad.
Nos ha resultado difícil dar con un sitio en el que poder tomar una cerveza sin mas, pero cuando hemos visto un local con aspecto de bar de Moe, nos hemos dicho aquí va a ser. Y efectivamente, hemos entrado en un bar que parecía un almacén de cerveza con expositor de botellas de licor. Y ahí hemos tomado nuestra cerveza mientras veíamos un partido de baseball, al mejor estilo americano y acordándonos de nuestros compañeros de viaje, porque como tenemos una responsabilidad con nuestra hoja de ruta, nos dividimos para optimizar el tiempo. Unos van a por el coche de alquiler y otros… nos quedamos de compras por la ciudad. Por cierto, que después de hacerlas y haber mirado en varios sitio, entramos en una tienda más. Mal, eso no hay que hacerlo nunca, porque en la tienda que entres después de hacer las compras, siempre encontraras lo que has comprado mas barato. Y si, resulta difícil disfrutar de una cerveza fría en un local con aire acondicionado, viendo un partido de baseball, mientras tus amigos esperan un coche que no llega, con 35 grados centígrados en la calle.
Al principio nos gusta que nos pidan el pasaporte antes de servirnos la birra. Siempre te sube el ego cuando te echan menos edad de la que tienes. De hecho es lo normal con lo bien que nos conservamos y lo guapos que estamos, eso dice mi abuela. Pero cuando preguntamos si realmente parecemos tan jóvenes, nos gusta que nos lo digan, nos corrige diciéndonos que por norma tiene que pedir identificación a todos los clientes.

Es difícil entender ciertas cosas y ver los contrastes entre el brillo de cristal y acero de los rascacielos y gente que busca un banco donde dormir y algo que llevarse a la boca. Aunque esto no es exclusivo de aquí, si que los contrastes son mayores.

Bueno vamos a pasar de estos comentarios y os sigo contando, lo del día. Los que han tenido que ir a por el coche, vuelven a buscarnos con uno prestado. Lo cual implica volver al concesionario a buscar el que realmente queríamos. No tardará, nos aseguran. Total que cuando hemos llegado al concesionario, nos ha llevado a ver el coche que nos van a dar en lugar del que habíamos pedido. Cuando lo hemos visto, nuestras caras han cambiado. Nos tendrían que haber hecho una foto en ese momento. Las bocas abiertas, los ojos desorbitados y el suelo del parking inundado. Nos han dado un NAVIGATOR, un LINCOLN NAVIGATOR.
Yo no se mucho de casi nada, y menos de coches, menos mal que mis compañeros de viaje me han corregido cuando les he preguntado si habíamos alquilado un autobús escolar. Esto es un trasto como el Cañonero de los Simpsons (gran referencia cultural a tener en cuenta). Después de hacer las fotos oportunas y trastear un rato, es imposible no hacerlo con juguetes nuevos, nos vamos a comer.
Sabemos que ahora empieza lo más duro, carretera y manta. Pero seguro que es una de las partes mas interesantes de este viaje y nos pasarán cantidad de cosas. Buenas, espero.
Conducir estos coches es de lo más aburrido y cuesta un poco dejar el pie izquierdo en el banquillo. El mío ha protestado varias veces y el resto de la tropa ha tenido que sufrir su espontaneidad.
Nos metemos por carreteras en las que parece que estamos en el saltamontes de fiestas del barrio. Con este trasto, nada tememos, aunque vemos que aquí, casi todos los coches son de este estilo y no digamos los camiones. Yo para ser feliz quiero un camión de estos. Deben de gastar más en el coche que en la casa, porque las casas se las lleva el viento.

Nos hemos ido a Sprinfield. Ese nombre nos resulta tan familiar ya desde antes de venir, que claro, hay que verlo, aunque los USA debe de estar infectado de pueblos con este mismo nombre. Hemos cenamos en Sammy’s, un bar del pueblo de Sprinfield. La gente, la música, la comida, todo, muy bien. Después cervecita, otra, con Blues en un bar de enfrente, el Floyd’s. Un tipo muy enrollado que nos pide el pasaporte para poder entrar en el local, al ver que somos españoles, nos hace una referencia a Fernando Torres y no se qué (imagino, mas que traduzco, es un problema que tengo con todos los idiomas) y hace la vista gorda con los que han olvidado su pasaporte en el coche. No hay nada como tener contactos (gracias Fernando). Una noche perfecta, aunque hemos tenido que sufrir los bailes sin sangre de algún rostro pálido. Como no somos quienes para dar clases, hemos pensado que con uno que haga el ridículo es suficiente. Él lo estaba pasando bien, y que coño, nosotros también con él. Hay gente auténtica, a veces demasiado.
Después de esta agradable velada, nos hemos ido a buscar un sitio donde dormir. Lo encontramos sobre las 1:00, en una carretera secundaria. A partir de ahora será siempre así. Unos días tardaremos más que otros en dar con un sitio donde meternos, pero no tendremos problemas, porque estas carreteras están llenas de moteles.

Mas adelante, más y mejor. Seguiremos informando.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Aupa Chavales.

Ya veo que os lo estais pasando pipa, me alegro, y como ya os dije, me dais un poco de envidia.

Me llego el SMS de Carlos, supongo que lo mando desde alguna Web que te permite hacerlo. Justo me iba con Esti a recoger a Jorge, para ir a la boda de Asier. En resumen, estuvo muy bien, y eso que a mi las bodas.... pero en esta me entretuve mucho.

Supongo que ira pronto para alli, a NY. Ya os contara el.

El Jueves etuvimos en la Expo de Zaragoza, y lo mismo, ya os contaremos, pero se puede resumir en calor, colas y mucho cansancio, pero estuvo bien.

Un saludo,
Arnold.