Hemos llegado a Hollywood. ¡¡Hollywood!! ¡¡La ciudad de las estrellas!!
Es cierto eso de que la tele engorda. Desde luego lo ha hecho con esta ciudad, porque vista desde aquí, in situ, no parece tanto. Hollywood Blvd con su Walk of Fame no parece tan grande como en la tele, ni tan brillante. Se han olvidado de ponernos la alfombra roja y las luces no brillan. Que pena no haber coincidido con algún acto, seguro que la ciudad se transforma y luce más.
Eso si, aquí todo “artista” tiene su estrella. A la altura de nuestra suela, como merece más de uno. Quisiera ser critico con este tipo de cosas, pero siendo de naturaleza humilde y de condición sencilla, comprendo que no se pueden separar los talentosos músculos de Schwarzenegger de la no menos talentosa voz de Aretha Franklin. No hemos podido resistir la tentación y nos hemos hecho una foto con nuestro ídolo, Chuck Norris. Le hemos pedido a otro guiri que nos hiciera la foto de rigor, mientras jaleábamos, ¡Chuck! ¡Chuck! ¡Chuck! No se si podremos añadir esa foto, porque se mantenía a una distancia de seguridad propia de contaminación nuclear.
Dando un paseo por Hollywood Bvld, hemos comprobado que la profesión de superhéroe esta de capa caída al ver a Spiderman, Superman, el Zorro y alguno más, repartiendo folletos de no se que historias.
Hemos pensado que no podemos irnos de la ciudad sin ver las letras de HOLLYWOOD.
Nos consta que son bastante grandes, pero nos cuesta dar con ellas. Por fin encontramos el camino de Mulholland Drive, que nos conduce hasta una zona alta desde la que podemos ver las famosas letras. Bueno, una cosa mas.
Nos hemos puesto camino a la playa. Y por supuesto, a la playa de Santa Mónica. Tenemos que comprobar ciertas cosas relacionadas con “Los vigilantes de la playa”.
De camino, pasamos por Beverly Hills y claro, hemos tenido que darnos una vuelta. No esta mal esta zona, me recuerda un poco a Neguri. Me pregunto si una casita por aquí, será tan cara como en mi barrio.
Volvemos a ponernos camino a la playa. Nos encontramos semáforos cada 300 metros, y parece que los tienen programados para que te tengas que parar en todos, así que el camino se nos hace cansino y tedioso. Por fin llegamos a la playa y con esto, al final de la ruta 66. Nos hacemos una foto con la placa que presumiblemente es indicativo del final de la ruta. Se nos mezclan la alegría de haber completado nuestro objetivo, con la tristeza de saber lo que esto supone.
La playa, inmensa. Hemos tenido que cruzar un desierto de arena para llegar a la orilla. Llevad agua para el camino.
Vale, vemos las casetas, vemos los coches de los socorristas, incluso vemos algún socorrista, pero… ¿y las patinadoras?, ¿y las chicas con cuerpos aceitosos?, ¿y las socorristas?, ¿y Pamela? Pues nada, parece que alguien ha avisado de que veníamos. Creo que así es mejor.
Después de tanto tiempo sin ir a la playa, hemos tenido que venir hasta aquí para meternos en la mar. Por fin, chapuzón en el Pacífico. Hora de comer. Nos hemos ido al Café Crepe. En el 1460 3rd st. Hablan español y tanto la comida como el trato es bueno.
Después de comer hemos dado un paseo por la zona peatonal, en la que diferentes artistas nos muestran su arte. Se ve y se escucha a gente, que en nuestra humilde opinión, es realmente buena.
Hemos optado por darle al cañonero lo mínimo para beber, así que vamos todo el día con la reserva en rojo. Esperamos haber calculado bien el consumo y las millas que nos quedan hasta el aeropuerto, porque seria una lástima quedarse tirado por el camino y no poder coger el avión. Jo, no podríamos ir a trabajar.
Decidimos ir a buscar el hotel que habíamos reservado previamente desde casa. Es el Metro Plaza Hotel y se encuentra en el 711 N de la Main St.
Hoy no tendremos que buscar ni regatear para dormir, que bien.
Este hotel, al igual que el de New York, esta en el barrio chino. Nos gusta el riesgo.
Después de asearnos, volvemos a la calle. Tenemos que exprimir el tiempo al máximo. Vamos descubrir la noche de Los Ángeles. Coño, buen titulo para un libro. La noche de los ángeles. Vale, pues como en otros sitios, no somos capaces de encontrar zona de marcha. Tampoco necesitamos mucha, solo un poco, con un nivel parecido a la semana grande de San Sebastián nos conformaríamos. Un beso Amaia. Por otro lado, vemos que es una ciudad un poco oscura y triste por la noche. Tanta estrella y no se refleja en la ciudad. Seguramente no nos hayamos movido por los sitios adecuados, pero ya hemos dado demasiadas vueltas, así que decidimos ir al hotel y tomarnos allí unas garimbas, que esta es nuestra última noche en tierra de los EEUU. La siguiente la pasaremos en el aire.
Hoy cuesta meterse en la cama, sabemos que cronos no se para y que tratar de alargar la noche es retrasar lo inevitable. Conscientes de que esto se está acabando, nos vamos a dormir contentos por lo vivido en este viaje y sabiendo que mañana veremos a nuestra gente. Siempre y cuando no nos quedemos tirados por el camino.
Es cierto eso de que la tele engorda. Desde luego lo ha hecho con esta ciudad, porque vista desde aquí, in situ, no parece tanto. Hollywood Blvd con su Walk of Fame no parece tan grande como en la tele, ni tan brillante. Se han olvidado de ponernos la alfombra roja y las luces no brillan. Que pena no haber coincidido con algún acto, seguro que la ciudad se transforma y luce más.
Eso si, aquí todo “artista” tiene su estrella. A la altura de nuestra suela, como merece más de uno. Quisiera ser critico con este tipo de cosas, pero siendo de naturaleza humilde y de condición sencilla, comprendo que no se pueden separar los talentosos músculos de Schwarzenegger de la no menos talentosa voz de Aretha Franklin. No hemos podido resistir la tentación y nos hemos hecho una foto con nuestro ídolo, Chuck Norris. Le hemos pedido a otro guiri que nos hiciera la foto de rigor, mientras jaleábamos, ¡Chuck! ¡Chuck! ¡Chuck! No se si podremos añadir esa foto, porque se mantenía a una distancia de seguridad propia de contaminación nuclear.
Dando un paseo por Hollywood Bvld, hemos comprobado que la profesión de superhéroe esta de capa caída al ver a Spiderman, Superman, el Zorro y alguno más, repartiendo folletos de no se que historias.
Hemos pensado que no podemos irnos de la ciudad sin ver las letras de HOLLYWOOD.
Nos consta que son bastante grandes, pero nos cuesta dar con ellas. Por fin encontramos el camino de Mulholland Drive, que nos conduce hasta una zona alta desde la que podemos ver las famosas letras. Bueno, una cosa mas.
Nos hemos puesto camino a la playa. Y por supuesto, a la playa de Santa Mónica. Tenemos que comprobar ciertas cosas relacionadas con “Los vigilantes de la playa”.
De camino, pasamos por Beverly Hills y claro, hemos tenido que darnos una vuelta. No esta mal esta zona, me recuerda un poco a Neguri. Me pregunto si una casita por aquí, será tan cara como en mi barrio.
Volvemos a ponernos camino a la playa. Nos encontramos semáforos cada 300 metros, y parece que los tienen programados para que te tengas que parar en todos, así que el camino se nos hace cansino y tedioso. Por fin llegamos a la playa y con esto, al final de la ruta 66. Nos hacemos una foto con la placa que presumiblemente es indicativo del final de la ruta. Se nos mezclan la alegría de haber completado nuestro objetivo, con la tristeza de saber lo que esto supone.
La playa, inmensa. Hemos tenido que cruzar un desierto de arena para llegar a la orilla. Llevad agua para el camino.
Vale, vemos las casetas, vemos los coches de los socorristas, incluso vemos algún socorrista, pero… ¿y las patinadoras?, ¿y las chicas con cuerpos aceitosos?, ¿y las socorristas?, ¿y Pamela? Pues nada, parece que alguien ha avisado de que veníamos. Creo que así es mejor.
Después de tanto tiempo sin ir a la playa, hemos tenido que venir hasta aquí para meternos en la mar. Por fin, chapuzón en el Pacífico. Hora de comer. Nos hemos ido al Café Crepe. En el 1460 3rd st. Hablan español y tanto la comida como el trato es bueno.
Después de comer hemos dado un paseo por la zona peatonal, en la que diferentes artistas nos muestran su arte. Se ve y se escucha a gente, que en nuestra humilde opinión, es realmente buena.
Hemos optado por darle al cañonero lo mínimo para beber, así que vamos todo el día con la reserva en rojo. Esperamos haber calculado bien el consumo y las millas que nos quedan hasta el aeropuerto, porque seria una lástima quedarse tirado por el camino y no poder coger el avión. Jo, no podríamos ir a trabajar.
Decidimos ir a buscar el hotel que habíamos reservado previamente desde casa. Es el Metro Plaza Hotel y se encuentra en el 711 N de la Main St.
Hoy no tendremos que buscar ni regatear para dormir, que bien.
Este hotel, al igual que el de New York, esta en el barrio chino. Nos gusta el riesgo.
Después de asearnos, volvemos a la calle. Tenemos que exprimir el tiempo al máximo. Vamos descubrir la noche de Los Ángeles. Coño, buen titulo para un libro. La noche de los ángeles. Vale, pues como en otros sitios, no somos capaces de encontrar zona de marcha. Tampoco necesitamos mucha, solo un poco, con un nivel parecido a la semana grande de San Sebastián nos conformaríamos. Un beso Amaia. Por otro lado, vemos que es una ciudad un poco oscura y triste por la noche. Tanta estrella y no se refleja en la ciudad. Seguramente no nos hayamos movido por los sitios adecuados, pero ya hemos dado demasiadas vueltas, así que decidimos ir al hotel y tomarnos allí unas garimbas, que esta es nuestra última noche en tierra de los EEUU. La siguiente la pasaremos en el aire.
Hoy cuesta meterse en la cama, sabemos que cronos no se para y que tratar de alargar la noche es retrasar lo inevitable. Conscientes de que esto se está acabando, nos vamos a dormir contentos por lo vivido en este viaje y sabiendo que mañana veremos a nuestra gente. Siempre y cuando no nos quedemos tirados por el camino.
2 comentarios:
Mulholland Drive es una conocida película de David Lynch...
Si. No se si tienen algo que ver con esta calle...
En San Francisco tambien hay dos monticulos llamados "Twin Peaks" pero debe de haber tantos por todo los Estados Unidos como Springfields.
Edu
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