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lunes, septiembre 01, 2008

Día 23: Los Ángeles- Bilbao

GAME OVER


Lamentablemente, esto llega a su fin. Apenas quedan unas horas para regresar a casa… Sí, echamos de menos nuestras novias, la familia, nuestras posesiones terrenales, nuestra tierra, el RH+… y no necesariamente en este orden.


Algún intrépido viajero se despierta a las 6:45 (hora local, de Los Ángeles, vamos) con intención de visionar el partido de baloncesto EEUU-España, podéis imaginar quien fue semejante freaky, con tan mala suerte que estos americanos, tan patriotas ellos, no lo emiten por ningún canal de televisión gratuito. Increíble, mucho patriotismo, mucho himno nacional pero nada de nada del partido. Ahora mismo, sólo tienen ojos para Michael Phelps. No hay mal que por bien no venga, se puede dormir más… siempre que no duermas en la habitación de Carlos y te despierte el móvil, claro está.


Después de un suculento desayuno en el hotel, aprovechamos que tenemos la mañana libre para visitar alguna zona de la ciudad. Como nos encontramos en pleno barrio chino (otra vez) nos damos una vueltecilla. Más o menos es lo mismo de siempre… comercios variados, olores extraños, personas con los ojos rasgados… bueno, hay una pequeña zona un poco distinta, con edificios estilo chino. También hay un bar en el que hay cartel que comunica que allí se rodó alguna escena de alguna peli de Jackie Chan (no sé cuál de las 1024).





Vamos a intentar algo nuevo, algo distinto. Vamos al downtown (que está ahí al lado). Como buenos americanos, vamos en coche (y ya sabéis que coche… más americano no puede ser). Además de algunos rascacielos y edificios de oficinas, la calle (a ras de suelo) tiene bastante ambiente. Parece que estamos en México D.F. Hay que aprovechar y entrar en las tiendas, aunque no compremos nada.






El tiempo se nos echa encima, lamentándolo mucho, nos dirigimos hacia el aeropuerto (con bastante tiempo de antelación pues tenemos varias tareas pendientes, como devolver el cañonerou y facturar). Increíblemente, el coche logra llegar a la zona del aeropuerto donde se devuelven los coches de alquiler, a pesar de tener en el depósito, aprox, unos -3 galones de gasolina… tan increíble, o más, es que no nos hayan dicho nada al devolverlo. Un autobús nos traslada desde esta zona a la terminal del aeropuerto.





Una vez allí, nos disponemos a facturar. Mientras hacemos la correspondiente cola un señor traba conversación con nosotros. Es un mexicano que va de viaje con su esposa. Nos cuenta algunos chistes (muy malos, de estos que te obligan a reír sin ganas) y también parte de su vida. Parece que no le han ido mal las cosas y que ha viajado mucho, tanto por motivos de placer como por negocios. Lo cual choca cuando uno se fija en su ropa. No os podéis imaginar que chándal más cutre lleva. Parece un skyjama, pantalón gris, sudadera gris. Si no fuera por la muy prominente barriga y por la edad, podría pasar por uno de esos yonquis que venden kleenex en los semáforos. Cuando les llega su turno nos despedimos con gran pena, pues habíamos empezado a cogerle cariño a Cantinflas y Señora.
Llega nuestro turno, casualmente empieza a facturar César. “No problem”. El chico que nos atiende es latino (eso siempre ahorra malentendidos). Pero cuando va a facturar el siguiente nos dice que nos hemos equivocado, volamos en distintas compañías y tenemos que ir a otra terminal. Vaya, a correr. Nos despedimos de César y quedamos con él en Frankfurt, donde sí que volaremos a Bilbao en el mismo vuelo. César está un poco acojonadillo. A partir de ahora todo lo va a tener que hacer sólo, sin la ayuda de ninguno de sus valerosos compañeros de viaje.


Tras la pertinente carrera, llegamos a la terminal que realmente nos correspondía. Hay un montón de mostradores de facturación y mucha gente dispuesta a volar pero muy pocos empleados. ¡Oh, oh!
Mientras se va acercando nuestro turno vemos como funciona el sistema y empezamos a temernos lo peor. Parece que hay que facturar en unas máquinas y que los pocos empleados, tan solo se dedican a poner las pegatinas a los equipajes para que lleguen a sus respectivos destinos. Cuando llega nuestro turno lo intentamos con la máquina de marras pero todo se complica. De los tres métodos que se pueden usar para meter tus datos, no nos funciona ninguno. Se masca la tragedia. Mientras esperamos a que alguien nos atienda y nos eche una mano, somos nosotros mismos quienes ayudamos a sacar sus billetes a unos chicos italianos. Paradojas del destino… con ellos no hay problemas y se pueden sacar el billete.
Logramos captar la atención de una amable trabajadora que nos echa una mano (pero con cara de pocos amigos… está claro que no es su labor y no le hace mucha gracia). Hace los pasos correctos (casualmente igual que hemos estado haciendo nosotros) pero a ella si le funciona. Tras sacar los billetes de Luis y Miguel por el método de “Home English”, nos dice que hagamos igual con el resto. Ningún problema con el de Carlos, esta vez, pero al llegar a Edu no sólo no se puede, sino que además, aparece un mensaje de “error” (¡horror!) diciendo que nos pongamos en contacto con algún empleado. Igual alguien se tiene que quedar en los Estados Unidos…
Finalmente se lo comentamos a un japo-americano que, esta vez sí, nos ayuda con mucha amabilidad.


Bueno, ¡prueba superada! Ya podemos dirigirnos a la puerta de embarque con más tranquilidad. Después de lo vivido, pasar por todos los sistemas de seguridad nos parece pecata minuta e incluso una inspección rectal para comprobar la existencia (en este caso ausencia) de sustancias estupefacientes, nos habría resultado placentera comparado con lo que acabamos de pasar.
En las pantallas de la puerta de embarque van apareciendo unos mensajes criptográficos que, al principio, no entendemos. Como en nuestros billetes no nos han asignado asiento, deducimos que puede ser esa información… así es. Entre otros números y letras, logramos descifrar nuestros asientos: VEG, M 25; SAI, E 18; CAB, C 21; VIC, L 9. ¡Esos son nuestros nombres y números! ¡Que tranquilidad!
La gente empieza a embarcar. Nos colocamos en la cola cuando ha transcurrido un tiempo, es tontería estar de pie en la cola si vas a entrar de todas maneras. Cuando estamos a punto de pasar escuchamos por megafonía: “Caballerou, Carlos; Sais, Eduardou; Vegas, Miwel Anjel; Visente, Luis por favor acudan al mostrador situado junto a la puerta de embarque” Bueno, en realidad lo dicen en inglés y no somos los únicos viajeros requeridos. Parece que teníamos que haber pasado antes a recoger las tarjetas de embarque… que cosas. ¡¡¡Vaya pardillos!!!
Por esta pequeña minucia, ahora vamos a tener que hacer un viaje de un montón de horas separaditos. Habrá que aprovechar a dormir o ver las interesantísimas películas que ponen. Como los típicos videos de los autobuses. ¡Qué grandes películas se veían! ¡Y cuantas veces se repetían las mismas pelis!


Tras la paliza del vuelo llegamos a Frankfurt, donde podremos volver a juntarnos a nuestro amado compañero de viaje. Como hemos tenido mucho tiempo, incluso para pensar, nos hemos dado cuenta que nos han dado la tarjeta de embarque del vuelo a Frankfurt pero no la del vuelo a Bilbao. ¡Mecachis! ¿Otra vez nos va a pasar lo mismo? ¿Otra vez la prisa y el estrés?
Bueno, vamos a intentar mantener la calma y hacer las cosas como Dios manda.
Primero habrá que localizar el lugar donde lograr nuestra tarjeta de embarque. Todo parece indicar (por lo que dicen los letreros) que tenemos que seguir una dirección. Parece que tenemos que ir hacia↑. Por si acaso, para asegurarnos y contradiciendo las más elementales normas de la física (esa que dice que los hombres somos incapaces de preguntar cuando estamos perdidos) le preguntamos a una chica en un punto de información. Para gran sorpresa nuestra la chica nos dice que tenemos que ir hacia ↓. Nos reunimos los cuatro para decidir qué hacer. ¿Seguimos la indicación de la chica o nos fiamos de nuestro instinto y los carteles? Decidimos lo último. Está claro que es mejor no preguntar…
Llegamos a un punto en el que tenemos que bajar de la planta 2 a la 1. Hay dos escaleras mecánicas que bajan. ¿Cuál cogemos? ¡Que más da!
Vaya… resulta que SI era importante. La que hemos cogido, baja directamente a la planta 0. I’ve never seen that!!!
La planta 0 es la de recogida de equipajes… mal rollito. El tiempo se nos echa encima. Buscamos con la mirada unas escaleras o un ascensor que nos permitan volver a subir. Nada de nada.
Estamos jodidos… pero bien jodidos.
No nos cuesta mucho tomar una decisión. Nos la jugamos subiendo por las escaleras mecánicas que bajan. Si, si, has leído bien.
No es nada fácil intentar subir por unas escaleras mecánicas que bajan. Entre los nervios, el equipaje de mano y la dureza propia de esa proeza… Al principio empiezas fuerte, le vas ganando terreno a la máquina. Pero llega un momento en el que te empiezan a fallar las fuerzas, empiezas a sentir lo mismo que Scott o Amundsen cuando intentaron llegar a los polos.
Pero finalmente lo conseguimos, trastabillando en el último escalón (de hecho, Carlos tropezó y “besó” el suelo.


También logramos nuestras tarjetas de embarque y reencontrarnos con César. A pesar que al principio habíamos pensado que podría tener algún problema por ir sólo, la realidad nos muestra que nada es lo que parece. A César le han puesto en “busines-clas” y ha tenido un viaje de lujo. Con mucho espacio, buena comida, bebidas, etc…


Bueno, esto toca a su fin. Cuando leas estas líneas ya estaremos en casa, echando de menos las hamburguesas, el cañonerou, nuestro inglés de gomaespuminglish, etc…


Ojalá algún día podáis hacer un viaje parecido. ¡Merece la pena!

4 comentarios:

McFer2k dijo...

Mientras esperamos a los últimos post, me he bajado el nuevo navegador Google Chrome. Se lo digo a Edu, que creo le gustará...

Anónimo dijo...

Joer , que envidia me dais chicos..... es un blog muy bonito , me lo he leido de cabo a rabo!

Mi novia y yi vamos a ir este verano para lli y nuestor plan es calcado al vuestro , madrid-NY , dos dias alli , vuelo a Chicago , coche y a L.A. .

Creeis que es mucho palo tantos ms para dos personas? algun consejo que no aparezca en el blog?

gorkaarra@hotmail.com

Anónimo dijo...

oer , que envidia me dais chicos..... es un blog muy bonito , me lo he leido de cabo a rabo!

Mi novia y yo vamos a ir este verano para alli y nuestro plan es calcado al vuestro , madrid-NY , dos dias alli , vuelo a Chicago , coche y a L.A. Del 3-jul al 25-jul

Creeis que es mucho palo tantos kms para dos personas? algun consejo que no aparezca en el blog?

Otra cosa , llevasteis dolares desde aqui? yo creo que si , pero no se que hacer.

Por ultimo , voler desde L.A. a Spain o vuelo L.A - NY y volar desde NY?

Gracias!!!

gorkaarra@hotmail.com

Astrabu dijo...

Hola Gorka.

Me alegra que te guste el blog. En parte lo hicimos para que le pudiera ser de ayuda a gente como vosotros que vais a hacer un viaje parecido en el futuro.
Lo primero, tengo que decirte que me parecen pocos días en N. York. Con 2 días no os daría tiempo a ver lo imprescindible salvo que anduvierais a la carrera. Con decirte que a nosotros en 4 días tampoco nos ha dado tiempo, aunque tampoco tengo la sensación de haberme quedado sin ver algo importante.
También os diría que no merece la pena llegar a LA ya que es una ciudad decepcionante. Mucho mejor llegar hasta San Francisco y estar alli más tiempo o en algún otro lado. Aunque si lo que te atrae realmente del viaje es el recorrido por la ruta 66 me imagino que os gustaría llegar hasta el punto final aunque ya os aviso que no hay nada más que una triste placa.

En cuanto a los kms en coche si a los dos os gusta conducir no creo que hubiera problemas, aunque debeis de ir mentalizados que vais a pasar muchas horas en coche.

Nosotros si llevamos dólares desde aquí, aunque lo minimo posible. Yo creo recordar que lleve unos 500 en metálico (300 euros al cambio)Nuestra idea fue pagar todo lo posible con una VISA que la aceptan en todos los sitios (en todos los sitios que aceptan pagar con tarjeta, ya que no es posible siempre)Os recomiendo informaros de la tarjeta VISA que menos comisión os cobren por el cambio de moneda e incluso hay alguna que no cobra nada. Tened en cuenta que si sacáis efectivo en algún cajero de los EEUU la comisión puede ser importante. Y por último, si tenéis algún amigo que trabaje en algún banco que os pueda cambiar euros por dólares sin cobraros comisión mejor que mejor.

Respecto al tema de los vuelos sería más cómodo hacer el vuelo desde LA a España aunque puede ser más barato volver primero a NY. En nuestro caso creo recoradr que la diferencia no nos merecía la pena y por eso volvimos directamente desde LA. Eso sí, los vuelos cuanto más temprano los reservéis mas baratos serán. Si tenéis algún amigo/a que trabaje en algúna agencia de viajes también puede ser de gran ayuda.

Esto es todo lo que se me ocurre ahora. Cualquier otra pregunta no dudes en hacérnosla.

Un saludo.